Ahora que estoy en Rancagua solo, no puedo evitar de que vengan pensamientos malditos a mi cabeza. Todo el día pienso que envejezco cada minuto que pasa, y que, veo signos de que se ha ido la tercera parte de mi vida ya. Que tengo cada vez mas canas hasta en la barba, manchas en la cara, y las primeras arrugas. Es desesperante, me angustia. Pensar que me queda el 60% de una vida promedio. Pensar que en algún momento me moriré y dejaré de existir, dejará de latir mi corazón, y mis neuronas de hacer sinapsis, y que cada día que pasa me acerco más a ese momento. Que atroz.
Ahora justo que mi abuela está hospitalizada por un cáncer gástrico maligno y agresivo, y que acabo de saber que entró a UCI, todo su padecer en estos momentos, y que quizás se acerca su fin, me hace ser más empático y sensibilizarme con lo que ella le pasa. Me invade la pena, y imaginarme como es estar en su mente en este momento, lo que pensará, el miedo al fin, o quizás la esperanza, en ese ser que desde niño nos enseñan que nos quiere, nos cuida, y que si somos buenos nos recibirá, me deja mal.
Tiembla la fé en estos momentos. A mi me tambalea frecuentemente, sobre todo en estos días en que ando en mis cuestionamientos. Me averguenza, y le pido perdón a Dios cada vez que le rezo. Lo mas indignante es que en esos momentos de "debilidad y cuestionamiento", rezo "por si acaso", al menos asi lo siento, y me apena.
A veces me dan ganas de pedirle a Dios que me de una señal, que se me manifieste de alguna manera, pero le temo. Le temo a que lo haga y sentirme temeroso de ser un cristiano ejemplar, de la forma como lo haga, de que cambie mi vida, de que simplemente no lo haga. Lo peor es que también a la misma vez me siento malagradecido, por todo lo que él ha hecho por mí, por que me consta, y no creo que sea casualidad ni destino.
Me siento mal por estas cosas que me pasan, si fuera un verdadero creyente, y un hombre de fé no me pasaría esto. Me apena ser un humano débil, pero eso soy, solo un ser humano.
Perdoname Dios... (por si acaso...?).
